Eleva la alcalinidad de tu piscina fácilmente y disfruta de un agua perfecta todo el verano!

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¿Quieres mantener el agua de tu piscina en perfecto estado? Elevar la alcalinidad es más fácil de lo que piensas. Primero, mide los niveles con un kit de prueba. Si está bajo, añade bicarbonato de sodio: 1.5 libras por cada 10,000 galones elevará la alcalinidad en 10 ppm. Disuélvelo en un cubo con agua de la piscina y distribúyelo uniformemente. Espera al menos 6 horas antes de retestear. Con estos simples pasos, disfrutarás de un verano con agua cristalina y equilibrada. ¡Sumérgete sin preocupaciones!

Cómo subir la alcalinidad en una piscina

Cuando hablamos de alcalinidad en la piscina, nos referimos a la capacidad que tiene el agua para neutralizar ácidos, lo que ayuda a mantener el pH estable. Un nivel de alcalinidad adecuado es crucial para el confort de los nadadores y para la eficacia de los productos químicos que usas para mantener el agua limpia. Por lo general, querrás mantener la alcalinidad entre 80 y 120 partes por millón (ppm). Para elevar la alcalinidad de tu piscina, sigue estos pasos.

Primero, testea la alcalinidad actual del agua con un kit de pruebas confiable. Es fundamental que conozcas el nivel de partida para saber cuánto necesitas ajustar.

Luego, calcula la cantidad de incrementador de alcalinidad que necesitarás. Esto se hace en base al volumen de agua de tu piscina y al nivel actual de alcalinidad. La mayoría de los productos vienen con una tabla de dosificación para facilitarte este paso.

Una vez que tienes la cantidad necesaria, diluye el incrementador de alcalinidad en un balde de agua para evitar que el producto se concentre en un solo punto de la piscina, lo que podría dañar el revestimiento o la pintura.

A continuación, vierte lentamente la solución alrededor de los bordes de la piscina con el sistema de filtración en funcionamiento, para asegurar una distribución uniforme del producto.

Después de añadir el incrementador, permite que el agua circule durante varias horas antes de volver a testear. Esto garantiza que el producto se haya mezclado completamente y te da una lectura precisa de la alcalinidad.

Finalmente, si después de la primera aplicación la alcalinidad todavía está baja, puedes repetir el proceso hasta alcanzar los niveles deseados, pero siempre con precaución para no sobrepasarlos.

Recuerda que mantener un equilibrio químico adecuado en el agua de tu piscina no solo es importante para la salud de quienes la usan, sino también para la integridad de tu piscina a largo plazo. Con estos pasos, ajustar la alcalinidad será una tarea sencilla y podrás disfrutar de un agua perfecta todo el verano.

 

Qué pasa si tu piscina tiene la alcalinidad baja

Cuando la alcalinidad de tu piscina está baja, te enfrentas a varios problemas que pueden afectar la calidad del agua y tu experiencia de nado. La alcalinidad actúa como un tampón para el pH, lo que significa que ayuda a mantenerlo estable. Sin una alcalinidad adecuada, el pH del agua puede fluctuar rápidamente, volviéndose demasiado ácido o demasiado básico. Esto no solo puede ser perjudicial para los materiales de tu piscina, como el revestimiento y el equipo de filtrado, sino que también puede resultar incómodo para los nadadores, provocando irritaciones en la piel y los ojos.

Corrosión de componentes de la piscina: Si la alcalinidad es demasiado baja, el agua ácida puede corroer los metales y otros componentes de tu piscina. Esto incluye escaleras, accesorios de iluminación, bombas y calentadores. Con el tiempo, la corrosión puede causar daños significativos que requieren reparaciones costosas.

Desgaste del revestimiento y las superficies: Las superficies de tu piscina, como el revestimiento, el hormigón o el gresite, pueden comenzar a degradarse si la alcalinidad no se mantiene en los niveles adecuados. Esto se traduce en descoloramiento, manchas y en casos severos, fisuras o descamaciones que comprometen la integridad estructural y la estética de tu piscina.

Confort de los nadadores en riesgo: La alcalinidad baja puede provocar que el pH del agua se vuelva inestable y tienda a ser más ácido. Esto puede causar irritación en los ojos, la piel y las mucosas de las personas que usan la piscina, lo que disminuye la experiencia placentera de nadar en aguas cristalinas y seguras.

 

Para mantener el agua de tu piscina en las mejores condiciones durante todo el verano, asegúrate de monitorear regularmente la alcalinidad. Ajustar los niveles de alcalinidad es un proceso sencillo que puede tener un gran impacto en la calidad del agua y la comodidad de los nadadores. Recuerda que equilibrar la alcalinidad no solo mejora la experiencia de natación, sino que también protege los componentes de tu piscina de la corrosión y prolonga su vida útil. Con las técnicas y productos adecuados, estarás bien equipado para disfrutar de un agua cristalina y saludable en esos calurosos días de verano. ¡No dejes que un desequilibrio químico se interponga entre tú y tu chapuzón refrescante!

 

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